Con
enorme alegría y gratitud el Grupo Parroquial de la Divina Pastora
de las Almas quiere agradecer a todas aquellas personas que con su
presencia y compañía hicieron todavía más grande si cabe la
primera y extraordinaria salida procesional de nuestra Amantísima
Titular.
A
nuestro director espiritual, el Reverendo Padre Francisco Aragón
Calderón, por el apoyo brindado desde el inicio de nuestro camino
hacia María.
Al
Concejal de Cultura, D. José Manuel Lechuga Meléndez, por habernos
acompañado durante todo nuestro itinerario procesional. A las
Hermandades Pastoreñas de San Fernando y Jerez de la Frontera (San
Dionisio), para que estos lazos de unión por la hermosa advocación
mariana de la Divina Pastora sean perennes y fructíferos. A la
Hermandad de la Vera Cruz, por haber formado parte de la Presidencia
de nuestro cortejo y con quienes ahora compartimos sede canónica.
Para que este sólo sea el comienzo de un camino fraterno entre
ambas.
A
los Grupos Parroquiales que también nos acompañaron y con los que
nos unen el fin común de convertirnos en Hermandades para mayor
honor de nuestro pueblo.
A
la Banda de Música Nuestro Padre Jesús Nazareno de San Fernando,
por el extenso repertorio que con cariño y profesionalidad le
dedicaron a Nuestra Señora.
A
todas las mujeres que decidieron vestirse de mantilla española para
dar más realce y belleza a nuestro cortejo.
A
todos nuestros hermanos y hermanas que durante las últimas semanas
se han dejado la piel olvidándose de sí mismos para que tanto la
Solemne Bendición como la Salida Procesional extraordinaria
resultasen de una gran brillantez como la ocasión merecía. A
nuestro cuerpo de capataces y a todos nuestros costaleros que con
gran amor, valentía y coraje portaron a Nuestra Madre por la calles
de Chiclana.
Y
a todas aquellas personas, gentes de bien, que se echaron a la calle
el pasado domingo 6 de octubre de 2013 para tener un encuentro muy
especial con María. Gracias por haber respondido a nuestra llamada,
gracias por acompañar a Nuestra Madre, gracias por querer y venerar
a la Divina Pastora de las Almas, gracias, miles de gracias.
Y
que nunca se nos olvide que ella ya nos ha pagado con creces nuestra
dedicación y nuestro esfuerzo, que siempre estaremos en deuda con
ella, por habernos regalado el tesoro más preciado, el amor de una
Madre y la redención de nuestras almas por su hijo Jesucristo.
Siempre María, ¡Siempre! Muchas gracias a todos.